Eterno verano.

sábado, 3 de agosto de 2013

Las tierras altas 1.

Las tierras altas. Pude poner Huari, o Huaraz, o San Marcos, o incluso Carhuaz, pero no encontraba un título lo suficientemente abarcante para referirme a la primera parte de mi viaje, que reúne a todas ellas. Decir "Áncash" tampoco hubiera sido exacto, porque no he ido a las costas de Chimbote ni a la calma desértica de Casma o las playas de Huarmey. Así que "tierras altas" queda bien.

Estuve varios días en estas tierras, en la compañía de dos buenos amigos. Como siempre, la pasé bien y el tiempo se hizo extenso e interesante. Comí más helados y raspadillas que en todo el verano limeño y degusté los sabores congelados de la upshanca, el tomatillo y el cushuro, un tipo de alga andina. Desde que comí mi primer helado carhuacino me resultó muy curioso que la zona de los mejores helados del país no esté situada en algún puerto norteño sino a los pies de la cadena montañosa más elevada del Perú.

De Huaraz no hay mucho más que decir, porque todo está dicho. Ciudad cálida de día y muy fría por la noche, desde la cual se pueden ver los nevados de la Cordillera Blanca (y más aún si subes al cerro - mirador de Rataquenua), ya he estado en ella varias veces antes y es uno de mis lugares favoritos. Con noches discotequeras o barísticas (de bares pues) y siempre, siempre, turistas venidos de todas las geografías del país y del extranjero.

La Cordillera Blanca vista desde el cerro Rataquenua.
Carhuaz es un pueblo pequeño pero interesante, con una iglesia muy bonita (al menos por fuera), helados de sabores exóticos por aquí y por allá (igual que Caraz) y pues, mucha tranquilidad. Ah y una radio llamada Jaymar y anuncios de corridas de toros pegados en las paredes. Esas dos cosas (las radios de nombres huachafos y los anuncios taurinos) son una constante en toda la zona.

La torre de la iglesia de Carhuaz, y al fondo, los nevados.
Al otro lado, internándonos en los Conchucos, la Cordillera Negra nos muestra tierras más bajas y desprovistas de nieve y hielo. Ocasionalmente se ve por breves segundos la aparición de la lejana Cordillera Blanca en la ruta Huari - San Marcos, pero no más.

Huari es un pueblo pequeño donde las referencias a los gatos se escuchan y ven apenas llegas: la pileta de la plaza central tiene figuras de gatos arañando y la pileta de un parque cercano está decorada con rostros de gatos (en la parte superior tiene la figura de un jugador de fútbol de la selección, pero ese es otro tema). Sus habitantes son apodados "mishikankas" o comegatos en quechua ancashino, porque se dice que en la fiesta de la Mamá Huarina (la versión local de la Virgen María) se arman unas gatadas pero espectaculares. Además de ello, tiene desde hace unos años el sobrenombre de "ciudad ecológica" que queda bien claro al ver los tachos de basura que rodean la plaza y que son hechos de botellas plásticas recicladas, así como las frasecitas estilo "No queremos un medio ambiente; lo queremos completo" puestas en las áreas verdes.

Es la capital de su provincia y por ende tiene las repetidoras de celular de la zona, pero aún así, la señal es defectuosa y el internet muy lento. Llega una radio de Lima (RPP, para variar) y las tres radios locales irradian música noventera a puerta abierta (cuando pasas por la puerta de Superior ves la cabina del DJ y puedes entrar como si nada y hacerle tu pedido o decirle que te ponga esa canción en tu USB). De noche, como en gran parte de las geografías peruanas, se produce el muy conocido fenómeno de difusión de ondas de lugares lejanos en la AM y pude captar radios de Lima, Cajamarca, Ecuador y Colombia. Regresando a Lima subiré eso a YouTube.

La fuente de los gatos.

El jugador de fútbol, los gatos y unas lechuzas.
Un mishi, cuyo futuro es previsible.

La ciudad desde el Mirador.

Una callecita tranquila.
Buena parte de la población huarina es flotante, viene de otros lugares para trabajar y se va los fines de semana, dejando la ciudad semidesierta. Por eso los restaurantes abundan y también el alquiler de cuartos. Hay, asimismo, algunos bares, una disco caleta y dos night clubs (el Mishi y el Mishi Tushuy o "gato que baila"). Desde los cerros que rodean la ciudad hay muy buenas vistas del valle, así como también desde el Mirador, a donde van las parejitas a chapar o chupar y los admiradores de las estrellas a observar el espectacular cielo serrano. Pude observar estrellas fugaces de la anunciada lluvia de las Delta Acuáridas, la noche del 29 de junio. También había una solitaria nube de curiosa forma, que mi amigo el Pollo decía que era un ovni, con harto miedo.

Parece una casita más, pero...
San Marcos es un pueblo situado al sur de Huari. Es el distrito, teóricamente, más rico del país, ya que recibe gran cantidad de dinero del canon minero, pero sus autoridades son ineptas y se lo embolsillan, además de no saber qué hacer con tanto dinero. El pueblo es bonito, tiene una de las pocas piletas que funcionan en la región y una iglesia colorida y bella, además de deliciosos platos a base de trucha, mercado y hoteles. Pero mucha de su población vive en la pobreza.

La iglesia de San Marcos.
Mañana inicia la segunda parte de mi recorrido. Llegaré, si Dios quiere, al pueblo de Charac, en la provincia de Piscobamba, en la zona norte de los Conchucos. Será la segunda vez que asista a su fiesta patronal. Seguiremos informando.

4 comentarios:

  1. PUEBLO DE GATOSSS que hermoso ojala algun dia pueda pasar por ahi , saludos y disfrutaste del viaje , salud con helado :D

    ResponderBorrar
  2. Babán, bacán!! Fuiste a San Miguel?? Yo he ido a Chimbote, Casma (hace un calor de mierda ahi) Huarmey y Huaraz es de ptm!

    Las rapadillas y los helados de Huaraz son maaaaaaaaaaaas ricos!!

    BOnitas fotos

    ResponderBorrar
  3. Tan lindo, aunque me da miedo ese pueblo de los gatos xD! yo que soy un roedor :P ok nah!

    Qué bonito viaje, espero la parte 2 :)

    ResponderBorrar
  4. Que genial... yo quiero ir a Huaraz.... quiero ser un mochilero viajar y gastar poco :P

    ResponderBorrar