Eterno verano.

domingo, 23 de agosto de 2015

Regresó Z Rock & Pop a Lima en los 98.7 FM, pero...

Hace unos días la señal de Radio Kalidad (Lima Este) fue reemplazada ni más ni menos que con la de Radio Z Rock & Pop, que iniciaba así su retorno a (parte de) la ciudad de Lima, después de varios años de ausencia y un intento fallido por retornar en 2012. La señal de Z, sin embargo, sí había permanecido en algunas otras ciudades del país como Tacna, Arequipa y Cusco.

Si bien en el Facebook oficial de la radio anunciaban que esto era solo la primera parte del regreso, ya que una vez potenciados los equipos llegarían a toda Lima, esto me parece un tanto difícil a través de los 98.7.

En primer lugar, una revisión a la página del Registro Nacional de Frecuencias nos muestra que la canalización de los 98.7 solo abarca al distrito de Ate Vitarte y parte de Lurigancho - Chosica. No hay autorización para emitir más allá. Los 98.7 también están canalizados independientemente para Lurín - Pachacamac y para Chilca - Mala - Asia, donde otras emisoras ya han sido autorizadas para emitir.



En segundo lugar, existen emisoras piratas que han ocupado esa frecuencia desde hace buen tiempo. Así, por ejemplo, en El Agustino y parte de Barrios Altos está Agustiradio, una emisora indefinida que un rato pasa huayno y al siguiente rock refrito de los 80s; y en Independencia y parte de SMP está Kaliente, que pasa cumbia, salsa y techno. Despejar el dial de esas emisoras es difícil, porque como no interfieren el ámbito para el que Z está autorizada, supuestamente no tendría por qué reclamar. Es por eso que, por ejemplo, en el Cercado de Lima no podemos escuchar bien la nueva señal de Z porque está interferida por la primera de dichas radios.

Sea como sea, espero que solucionen ese problema. Podrían, además, utilizar la frecuencia 91.5 de Ventanilla para repetir la señal, porque también pertenece a los dueños de Z.

sábado, 15 de agosto de 2015

Las tierras altas del altiplano: El occidente boliviano (1).

Primer contacto: Llegamos, con muchas ilusiones, el 4/8 a eso de las 6pm por el puente fronterizo de Desaguadero. Debo mencionar que Desaguadero es un pueblo dividido en dos: una parte es peruana y la otra boliviana, separadas por el río del mismo nombre. Me dirigí junto con mi primo al puesto boliviano de Migraciones, en cuyo mismo edificio hay una delegación policial por la cual debes pasar para que revisen tus cosas (no hay scaner y solicitan que saques todo lo que llevas en tu equipaje). Seré concreto: Los policías nos solicitaron dinero a nosotros y a una señora que nos antecedía con la excusa de que a nuestras tarjetas de Migración les faltaba llenar un recuadro. Incluso nos amenazaron con que si no pagábamos no nos dejarían pasar o nos enviarían a una carceleta. Después, con gran concha, mencionaron que el dinero no era para ellos sino para comprarle ropa nueva a una vieja imagen de la Virgen de Copacabana que ahí tenían. Después de maldecirlos (en verdad, espero que su sucia casita verde se les caiga encima con el siguiente sismo) comprobamos, en la combi que nos trasladó a El Alto, que esta es una práctica común que realizan con los peruanos que pasan por esa ruta (generalmente comerciantes y trabajadores).

Todo se ve muy tranquilo.

Las calmadas aguas del río Desaguadero y, al fondo, el Titicaca.

El Alto: Había escuchado mucho sobre esta urbe. Es la segunda ciudad más grande de Bolivia y está ubicada al lado, o mejor dicho, encima, a un nivel más elevado, de La Paz. Si bien la mayoría de turistas se hospedan en esta última ciudad, mi primo y yo, para ahorrar, nos quedamos en su elevada urbe vecina: una gran e interminable mole de calles, grandes y pequeñas, en las cuales reina una arquitectura muy llamativa y particular, fruto de la originalidad y cultura viva de la nación aimara. Los paneles que fueron instalados para dar la bienvenida al papa Francisco aún pemanecen en avenidas en las que se suceden tiendas, talleres, restaurantes, ambulantes, puestos de venta de salteñas (variedad local de empanadas), pollo "a la broaster", cabinas telefónicas "Viva... estás vivo", recargas "Tigo", mocochinchi (jugo de melocotón), jugo de piña, gaseosas "Coka Quina", combis, buses, las ya mencionadas casas (que tienen hasta 7 pisos multicolores y unas rejas muy características, con columnillas) y un terminal terrestre en plena calle equivalente a Fiori en sus mejores tiempos. En definitiva, una ciudad que bulle de vida y dinamismo.


Transporte público de vivos colores.

Conmemorando las fiestas patrias bolivianas.

Francisco está en todas.

Calle alteña con los nevados al fondo.

Mocochinchi.

Arquitectura y tránsito.

Tiwanaku: Sin duda alguna, todo peruano ha escuchado hablar de Tiwanaku (aunque aquí le decimos Tiahuanaco). Más de uno se imagina, por insinuación de los libros escolares, que esta zona arqueológica se encuentra en territorio peruano, Lo sienten suyo, casi tanto como a Chavín. Pero la verdad es que está en Bolivia y que si bien existió influencia de la cultura que la construyó en nuestra patria, sería más correcto que hiciéramos énfasis en su coetánea cultura Wari.

Tiwanaku es, en la actualidad, un interesante y tranquilo pueblo. A unos centenares de metros más allá, y alrededor de una línea férrea, se encuentran la pirámide de Akapana, el Templete Semisubterráneo, Kalasasaya, Puma Punku y la archiconocida Portada del Sol, así como dos interesantísimos museos (sobre todo el Lítico). Un lugar imperdible y donde, además, pueden adquirirse bonitos recuerdos a muy bajo costo (es importante mencionar que 1 sol equivale a 2.19 bolivianos, es decir, tu dinero literalmente se duplica al cruzar la frontera).


Entrada a Tiwanaku.

Cerámica de pequeño tamaño utilizada como depósito de ofrendas funerarias.

Evo Morales como punto final de la línea de tiempo de Tiwanaku.

Pirámide de Akapana.

Piedras con chakanas en lo alto de la pirámide de Akapana.

Dintel grabado.

El Templete Semisubterráneo con Kalasasaya al fondo.

La Portada del Sol.

Monolito Ponce.

Cabezas clavas, incluida una de curiosos rasgos, en el Templete Semisubterráneo.

Museo Lítico.

Esculturas en el Museo Lítico.

Puma Punku.

Museo Lítico.
Es importante mencionar que no está permitido filmar los restos arqueológicos (solo tomar fotos) ni fotografiar dentro de los museos. Yo, como no lo sabía, pude realizar algunas tomas. En una de las salas fuertemente vigiladas que no pude fotografiar, se encuentra la verdadera joya de este lugar: el Monolito Bennett. Una enorme escultura, mucho mayor que cualquier ser humano, que tras haber sido descubierta enterrada en el Templete Semisubterráneo y haber sido colocada en una plaza pública de La Paz y ser meada por humanos y palomas, erosionada por la contaminación e incluso utilizada para tiro al blanco en alguna revolución (todos estos datos figuran en la sala), reposa hoy, con gran reverencia, en una inmensa estancia tenuemente iluminada, para admiración de las generaciones presentes y futuras. Un profundo respeto surgió en mí al observar tan increíble homenaje a esos extraños "dioses" que según todas las culturas bajaron a la Tierra en la más remota antiguedad.
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La Cordillera Real, como fondo del hermoso paisaje de regreso a La Paz/El Alto.
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Esta última imagen ilustra perfectamente un momento que quedará grabado en mi mente con respecto a este viaje: los instantes de serenidad mientras contemplaba la Cordillera Real y el paisaje rural de la carretera de Tiwanaku a La Paz.

¡Taaambién vieeene! (en siguientes posts):

- El Salar de Uyuni, un lugar que quería conocer desde niño (debido a un documental), y sus alrededores.
- El Lago Titicaca (en cuanto mi primo me pase las fotos que tomé con su cámara).
- Las gaseosas de Bolivia.
- Un versus entre el pollo a la brasa, por Perú y el pollo al spiedo, por Bolivia.
- Diexismo en el Salar de Uyuni y radios bolivianas.

¡No se lo puede perder!