Eterno verano.

sábado, 14 de noviembre de 2015

Francia y la vieja Europa frente al islam. A propósito de los atentados ocurridos en París.

El tema del islam empezó a interesarme desde que estaba en el colegio, como parte de mi búsqueda personal de una fe a la cual adherirme. Me desilusionó el catolicismo, no terminaba de convencerme el cristianismo evangélico, así que llegué hasta la ortodoxia a través de páginas y blogs de internet. Quedé muy interesado, y me empecé a preguntar sobre cómo es que esa maravillosa cristiandad, repleta en su tiempo de monasterios y obispados por todo Oriente Medio y el norte de África, había quedado tan reducida. Por esas cosas del Destino, unos años antes había encontrado un ejemplar de la revista "Selecciones" donde se hablaba de la brutalidad con la que Constantinopla cayó en manos de los turcos y de las vejaciones a las que estos sometieron a sus habitantes cristianos. Y empecé a atar cabos.

Posteriormente, en 2006, conocí al imán (clérigo musulmán) de la mezquita de la ciudad de Tacna, un señor que le solía echar la culpa de todo a los cristianos, judíos y chiíes, mientras que presentaba a los musulmanes sunitas como las víctimas del mundo. Difundía su odio a través de un programa en la desaparecida Radio JR junto a un aymara converso al islam. Es así como decidí comprar un corán y darle unas buenas leídas, a la par que conocí algunos blogs ya desaparecidos que hablaban sobre "la islamización de Europa" a manos de los inmigrantes y conversos al islam. Después llegarían libros como la "Guía políticamente incorrecta del islam y las cruzadas" de Robert Spencer y "Más que un profeta" de los ex musulmanes hermanos Caner, y todo iba adquiriendo aún más sentido.

Debo decir que por lo anteriormente expuesto, sumado a mi natural inquietud por la Historia y las cuestiones demográficas, hace años que estaba convencido de que si Europa seguía con su actual rumbo, estas cosas podrían terminar pasando, aunque no creía que tan pronto. Más o menos estaba en la línea de la novela rusa "La mezquita de Notre Dame" que imaginaba una Francia islamizada para el 2048, a causa de la mayor natalidad de los musulmanes y las conversiones al islam; o de las supuestas profecías de Baba Vanga según las cuales Europa será dominada por el islam en 2043, pero no ahora, no tan pronto ni con tanta brutalidad.


Dicen que quienes olvidan su pasado están condenados a repetirlo y eso parece ser lo que le está pasando a Europa. El Imperio Romano cayó ante los bárbaros cuando su moral se relajó y perdió la confianza en sus antiguos dioses e instituciones, reemplazándolos por el culto al hombre y a los vicios, exactamente como ocurre ahora en Europa. La diferencia es que mientras en Roma, el cristianismo iba llenando el vacío que el relajamiento moral dejaba, en la Europa actual ese vacío se llena con los juguetes tecnológicos del momento, con fetiches sexuales, con supuestas "liberaciones" de la cintura para abajo, con la normalización de lo degenerado, con el aborto de las nuevas generaciones y con puro y simple ateísmo y pesimismo ante la vida. ¿Por qué será que Suecia y otros países "super avanzados, igualitarios y sin pobreza" son también los que tienen mayores tasas de suicidios? Personalmente creo que se debe a ese vacío interior dejado por la pérdida de la identidad cultural, desprecio de los valores y relativismo renegado del orgullo por lo propio. Es como cuando despiertas después de una grande y divertida borrachera sintiéndote más solo y vacío que nunca porque tanta superficialidad no te llena como persona.

La gran diferencia entre la actual crisis europea con aquella que enfrentó el Imperio Romano, es que mientras Roma era admirada y copiada por los bárbaros, que la reconocían como una cultura superior; la actual Europa no tiene nada atractivo que ofrecerle a los nuevos bárbaros del islam, quienes la ven simplemente como un continente envejecido y degradado, entregado a vicios a los que llaman "derechos y diversidad". Estos nuevos bárbaros no quieren convertirse a los "valores europeos" como hicieran los ostrogodos o visigodos con respecto al cristianismo romano, sino que quieren, directamente desaparecerlo y poner al islam en su lugar.

La actual Europa ha perdido la autoestima y admiración por el pasado glorioso, azotada por corrientes de autoodio de origen masónico que la acusan de ser la culpable de todos los males de la Humanidad actual y pasada. Se enseña a sus nuevas generaciones que las Cruzadas fueron un "crimen horrible", pero se les oculta que fueron la reacción ante un islam que ya había conquistado todo Medio Oriente y África con muertes y conversiones forzadas. Se les dice que el tráfico de esclavos negros fue un gran crimen europeo, pero se omite decir que quienes capturaban a esos negros y los vendían a españoles y portugueses, eran mercaderes musulmanes. Así, los europeos se averguenzan de lo suyo y pierden las ganas de luchar por defenderlo, llegando incluso al extremo de preferir defender a sus atacantes, como puede verse en los comentarios de muchos europeos que están preocupadísimos por la "islamofobia" que vaya a desencadenarse por estos atentados, en lugar de pedir vengar la muerte de tanta gente inocente asesinada en nombre del islam.


Europa reniega de la fe cristiana que le dió forma. Muchos alemanes quieren sentirse super progresistas y borrar sus traumas de autoculpa generados por el "Holocausto" pidiendo que les llenen el país con "refugiados" musulmanes, a la par que acusan de racistas a los gobiernos de Eslovaquia y Polonia por dar preferencia a refugiados cristianos. Esos cristianos que están siendo masacrados en Siria e Irak por correligionarios de los musulmanes que llegan a Europa presentándose como víctimas.

Con estas actitudes lo único que hacen es acelerar acontecimientos muy graves y dolorosos para Europa. Acontecimientos como los de ayer no se previenen con tonterías como cantar "La Marsellesa" o escribir "Pray for Paris" en una red social. Deben tomarse medidas más drásticas: Intervenciones en los barrios que han sido tomados por bandas y predicadores radicales musulmanes; reformar la educación y hacer énfasis en el orgullo por los valores y las tradiciones francesas; eliminar el relativismo del "todo da igual" y resaltar el papel del cristianismo y la laicidad como elementos cruciales en la historia francesa; limitar el número de mezquitas y tener sus prédicas bajo observación, etc.

Estos lamentables eventos no son obra de "lobos solitarios", como quisieron hacer creer con los asesinatos de Charlie Hebdo, sino que responden a labores de grupos terroristas organizados y capaces de hacer cinco o seis atentados simultáneamente sin que la Policía haya podido evitarlos. Golpearon el corazón de la libertad, la fraternidad y la igualdad, así como las cercanías de la Basílica de Saint Denis donde están enterrados los reyes franceses y corazón de la cristiandad francesa. Nada de eso es casual. La insanía musulmana es tal que quisieron asestar un golpe simbólico, además de mortal.

Solo queda esperar que Europa despierte. De momento, parece que algunos grupos empiezan a hacerlo lentamente, aunque son acusados de "islamófobos" y "racistas" (como si el islam fuera una raza y no hubiera conversos blancos al islam) por la propia gente cuyo futuro quieren proteger. Esperemos que, para empezar, los europeos tengan más hijos y reviertan la tasa de natalidad que les juega en contra y que críen a esos hijos con verdadero amor por lo suyo para que en una o dos generaciones Europa pueda volver a brillar como tantas veces en el pasado, en lugar de sumergirse en una nueva edad de oscurantismo, bastante peor que cualquiera de las anteriores que pueda haber experimentado.

jueves, 12 de noviembre de 2015

Hospitales.

De niño me llevaron pocas veces a hospitales. Mi familia es de esas que no le prestan mucha atención a la salud. Un poco de automedicación y ya; y de vez en cuando, asistir al médico amigo de la familia que rara vez daba un diagnóstico acertado. Imagino que por eso algunos parientes fallecieron pudiendo tener muchos más años de vida por delante.

Recuerdo que me llevaron al Hospital del Niño en algunas oportunidades debido a problemas estomacales o respiratorios, nada grave en realidad. Mientras tanto, a mi lado pasaban niños con todo tipo de discapacidades. Me impresionó sobremanera un bebé que tenía uno de sus ojos totalmente blanco. En ese momento estaba muy pequeño como para, más que asustarme, ponerme a pensar en lo afortunado que era de tener una salud medianamente aceptable.

Para cuando tenía 10 años de edad, varios chicos de mi entorno ya habían tenido operaciones o internamiento en algún hospital. Mi primo fue operado del apéndice; un compañero del colegio, de un problema en una de sus piernas causado por un accidente. Mientras tanto, yo seguía "invicto".

Ya estoy terminando la base 2 y nunca he tenido internamiento en un hospital. No he tenido operaciones y me he librado de unas buenas utilizando medicina natural y una que otra visita al médico, cuando ya el malestar era demasiado jodido. El máximo corte que me han hecho fue la extracción de una muela bastante picada, hace poco más de dos años.

Cuando he ido a hospitales ha sido por la enfermedad de algún familiar o amigo. A una buena amiga la operaron de un coágulo que casi se la lleva al otro barrio, intervención de altísimo riesgo de la que finalmente salió airosa. A una compañera de juergas la operaron del páncreas y nunca más podrá tomar alcohol ni en helado de ron con pasas. A dos de mis tíos los fui a visitar al hospital en días anteriores a su fallecimiento. Fueron muertes estúpidas, que pudieron haberse evitado si mi familia tuviera una mayor cultura de prevención. Este año mi papá ha estado en el hospital dos veces por problemas de la vesícula y el apéndice y para él es una experiencia particularmente desagradable, porque en sus casi seis décadas de vida nunca había tenido ni un internamiento ni una operación.

Los hospitales son los lugares más tristes que puedan existir. Tus seres queridos pasan a ser controlados por personas desconocidas en las que solo te queda confiar. Pierden su autonomía. Y tú, que estás acostumbrado a verlos en casa hasta por gusto, pasas a la limitación de solo verlos los lunes, miércoles y viernes en horario de visita de 2 a 4 de la tarde.

Por otro lado, los hospitales son lugares energéticamente muy cargados. El año pasado estuve practicando, como parte de una de mis carreras, en un hospital psiquiátrico bastante conocido, y en los dos pabellones en los que estuve se contaban historias bastante curiosas de apariciones y sitios donde la gente experimentaba sensaciones desagradables. Las historias clínicas de los pacientes albergaban esas mismas experiencias consignadas una y otra vez por parte de los psicólogos y trabajadores sociales, si bien estos preferían tomarlos como una manifestación "normal" del trastorno mental y no como algo más. Era lo más sano, para no causar alarma y seguir viviendo y trabajando con normalidad, dentro de lo que cabe.

El lugar más "pesado" en el que me ha tocado estar, ha sido probablemente la capilla de un conocido hospital del Cercado de Lima. Cuando mi papá iba a ser operado decidí entrar por unos momentos. La sensación de agobio y espesura del ambiente (no encuentro otro término) eran demasiado evidentes. Pude notar que otras personas solo entraban un momento y se iban de inmediato, como repelidos por alguna sensación desagradable. Después, al ver los restos de cera de innumerables velas esparcidas por el piso, me pregunté a mí mismo: ¿Cuánta gente habrá llorado, suplicado y pedido en esas bancas en todas las décadas que tiene de creado ese hospital? ¿Cuánta gente habrá depositado sus últimas esperanzas en esas mismas bancas, para que minutos u horas después el médico, con gran frialdad, les haya informado de un fatal desenlace?

No me gustan los hospitales y espero nunca ingresar a alguno de ellos como paciente internado, pero si algo debo rescatar es que te hacen valorar un poco más tu vida y la salud, ayudándote a ser consciente de que, ni nosotros ni nuestros seres queridos (ni nadie), tenemos asegurada la vida. Cuando comprendes eso, cada minuto que pasas peleando, resintiéndote o quejándote te parecen la mayor pérdida de tiempo y la más grande estupidez que se te haya podido ocurrir cometer.

domingo, 8 de noviembre de 2015

Las tierras altas del altiplano: El Salar de Uyuni y la Reserva Nacional Eduardo Avaroa (3).

Quienes hemos crecido en los 90s tuvimos la oportunidad de ver en nuestra niñez la serie documental "Titicaca, puma de piedra" producida por Panamericana Televisión en las épocas en que tenía una programación medianamente decente. Personalmente, recuerdo que me impresionó mucho el capítulo en el cuál llegaron hasta el Salar de Uyuni y, desde ese entonces, siempre quise conocerlo.

Pasaron cerca de dos décadas y ese anhelo se hizo realidad. Por fin logré tocar con mis propias manos la sal de esa enorme planicie de blanco sin fin, que alguna vez fue un lago, y que en las escasas ocasiones de lluvia, se llena con una breve capa que le hace un guiño a ese remoto pasado.

Primera parada: Pueblo de Uyuni, después de toda una madrugada de estar viajando desde El Alto en un bus destartalado, al más puro estilo de los que recorren la serranía peruana. Pasamos en medio de la nada más absoluta y también por pueblos que se encontraban en plena celebración, bajo un cielo con innumerables estrellas, de las fijas y también de las fugaces. A las 5am y a pesar de toda la ropa que traíamos encima, Uyuni nos recibió con entre 7 y 10 grados bajo cero, lo suficiente como para que consideraras la posibilidad de irte a hibernar.






A qué negarlo, es un pueblo bastante acogedor. Tiene cafeterías a precios módicos y con wifi, aunque, todo hay que decirlo, son muy pocas para un lugar que es punto de partida para el mayor atractivo turístico de un país. También hay locutorios, cabinas de internet (con una señal más lenta que tortuga con callos) y casas de cambio, así como diversas empresas que ofrecían tours de uno, dos y tres días de duración por Uyuni y alrededores. Sí o sí tienes que tomar un tour, no hay otra opción. Nosotros elegimos el de tres días (que en realidad son dos días y el tercero es básicamente para regresar) que nos salió a 115 dólares, bastante módico para incluir comida y hospedaje. Y vale la pena.

La primera parada es el cementerio de ferrocarriles. Nada espectacular para mí, pero a muchos turistas les encantó, así que supongo que el poco observador fui yo :)


También pasamos por un mercado de artesanías locales. Son geniales y muchas están hechas de sal. Pero eso sí, cuida de que no les caiga agua o terminarán como mi recuerdo, derretido en un rincón de mi habitación :/

También puedes comprar banderitas, tazas y hasta unos llaveros que tienen la cara de Evo Morales. Por último, los infaltables juguetes de dinosaurios y demás, para que tomes tus fotografías jugando con las percepciones solo posibles en la blancura del salar.





La cerveza "Potosina" es muy buena y presume de ser la que se fabrica a mayor altitud en el mundo. No cuelgo mis fotos "haciendo equilibrio" sobre la minibotella de cerveza "Huari" porque en este blog "mantengo mi anonimato" (ay sí).
El almuerzo preparado por el guía consistió en unos deliciosos filetes de carne de llama asada con fideos y vegetales, además de su respectivo vaso de gaseosa. Muy rico, aunque nunca faltan los turistas que estaban con esa monada europea del vegetarianismo y dejaron sus filetes. Mejor para el resto :P

.
Las grandes variaciones térmicas entre el día y la noche producen el cuarteamiento de la sal en forma de bellos polígonos que se extienden hasta donde tu vista pueda alcanzar.

.
Isla Incahuasi: Alguna vez fue una isla, pero actualmente es una gran mole de roca que emerge entre la blancura del salar y está poblada hasta su cumbre por multitud de cactus. En el lugar hay servicios higiénicos, pero no venden comida. El agua es extraída del subsuelo con una bomba. La entrada cuesta algunos bolivianos, ya que la isla es administrada por la comunidad indígena local, que tiene plena independencia para establecer las tarifas.



Alguna vez fue una playa de altura :)


.
Tomamos de vuelta el auto y nos vamos con rumbo a Santiago de Agencha, un acogedor pueblito en donde pernoctaremos en habitaciones hechas de sal. Todo es de sal: las paredes, el piso, los bloques utilizados para sentarse y las camas. Esto hace que el interior preserve muy bien el calor. En el hospedaje te dan una rica cena y hay electricidad por si quieres recargar las baterías de tu cámara y celular.

Algunas zonas están perdiendo la sal, dejando ver la tierra subyacente, la que muchas veces está convertida en una gruesa capa de barro.




Interior de una de las habitaciones del hotel.
Al día siguiente nos levantamos muy temprano para adentrarnos en la Reserva Nacional de Fauna Andina Eduardo Avaroa. Los paisajes son impresionantes, la altura y el frío son mayores y nos vamos acercando rápidamente a la frontera con la puna chilena. Pasamos entre lagunas, algunas silenciosas y otras pobladas por bulliciosas bandadas de flamencos y otras aves; y observamos nevados y volcanes, como el Licáncabur, mitad boliviano y mitad chileno.

Caprichosas figuras causadas por la erosión eólica en antiguos depósitos de lava.


Volcán Licáncabur. Puede observarse un pequeño penacho de vapor recordándonos que está en actividad, en lo que ya sería territorio chileno.










.
La parada final del segundo día es Laguna Colorada. Aquí encontramos la administración de la Reserva y hemos de pagar un ticket de entrada. Pernoctamos en una casa local adaptada como hotel, en la cual nos dan cena, desayuno (al siguiente día) y cinco frazadas para taparnos, las que no sirven de tanto, porque el frío nocturno llega a 20 grados bajo cero. Por cierto, en el hospedaje no hay tomacorrientes.

Laguna Colorada, cerca al atardecer.
.
El tercer día nos levantamos antes del amanecer para poder asistir a la salida del sol por detrás de las montañas en el paraje denominado Sol de Mañana. Calentamos nuestras manos cerca a los géiseres de aquel paraje e incluso podemos tomar un baño tibio en alguna de las pequeñas lagunas de agua termal.
.


Esto es lava volcánica mezclada con barro y no la laguna en la que te vas a bañar, por si acaso :P


En una poza de esta laguna sí te puedes dar un baño ;)
Al regreso nos seguimos deleitando con hermosas lagunas y con un interesante bosque de piedras. Cabe mencionar que uno de los autos (viajábamos en caravana) sufrió un desperfecto y eso nos retrasó bastante. Y es que en estos lugares debe haber forzosamente cooperación o te quedas varado ad æternum.





¿Una ventana hacia otras realidades?
.
Finalizando la tarde llegamos nuevamente al pueblo de Uyuni y tomamos otro bus que nos llevó de vuelta a El Alto. Fue una gran experiencia en medio de la tranquilidad de la nada, algo que a todos nos hace falta no una sino muchas veces en la vida :)