Eterno verano.

martes, 17 de febrero de 2015

Los gatos del Parque Universitario.

Todos conocemos a los gatos del Parque Kennedy, pero no todos nos hemos percatado de sus primos menos afortunados: los gatos del Parque Universitario.

Ellos, al parecer, no cuentan con trabajadores municipales que tengan la orden específica de impedir que algunos hijos de puta los maltraten, persigan, hieran o maten, como sí ocurre en el conocido parque miraflorino, donde existe la prohibición expresa, so pena de multa, de llevarse gatos sin permiso, echarles comida (porque ya han intentado envenenarlos) o maltratarlos, además de cámaras de vigilancia apostadas en los alrededores para mayor cuidado y disuasión.

El día de hoy por la tarde pude observar cómo un piraña le echó un escupitajo en la cara a uno de los gatos por el simple hecho de que le parecía "divertido" hacerlo. Y también observé como un pequeño diablo de unos seis o siete años perseguía a los gatos más huraños y jaloneaba a los más dóciles ante la indiferencia estúpida de sus ignorantes padres que miraban para otro lado y seguramente piensan en su cacaseno entender que los gatos son algo así como peluches. A unos metros de distancia se encontraban unos señores con el trajecito verde de "Serpar", pero ni se inmutaban. Yo sí tuve que putear al chibolo para que deje en paz a una gata cachorra a la que parecía haber agarrado de punto de desfogue de los traumas que le dejan sus ignorantes padres.

¡Qué diferencia con el trato mayoritariamente respetuoso que dan a los gatos los muchos visitantes del Parque Kennedy! Aunque no sea políticamente correcto decirlo, parece que sí es cierto que "hay distintas clases de gente". Muchos de los gatos del parque cercadino están sucios, desnutridos, tienen golpes, heridas y, principalmente, problemas oculares, fruto de infecciones por la contaminación, peleas por la escasa comida o por vaya Dios a saber qué cosas les haya hecho algún vago hideperra.

No quiero pensar que la indiferencia municipal con respecto al cuidado de los gatos del Parque Universitario esté relacionada al hecho de que sean ciertos los rumores de que la actual gestión metropolitana pretendería "desaparecer" a los gatos de ese lugar, como denunciaba hace unas semanas un grupo de voluntarios.

Ojo, no caigo al nivel de los animalistas-veganos-antiespecistas que condenan hasta la alimentación omnívora y creen que los animales están por encima de los humanos, pero eso no quita que uno exija respeto por unos seres que lo único que quieren es un lugar (aunque, lamentablemente, sea maloliente, cochino y lleno de gente del tipo antes mencionado) para vivir, dormir y alimentarse con lo que alguna buena persona les provea.

Ojalá pronto se den algunas campañas de adopción, pero ese también es otro punto: algunas organizaciones "animalistas" ponen mil y un peros al adoptante. Entonces ¿cómo es que quieren que los gatos sean adoptados? Que si tu casa es grande, que si etc. Mis gatos de Barranco y el gato de mi enamorada rara vez han salido a la calle y viven dentro de casas no demasiado grandes y no por ello llevan una mala vida. De hecho, están infinitamente mejor que los gatos de ese parque que tienen todo el espacio del mundo, pero que están sobreviviendo a duras penas. Hacer más campañas de adopción, ponerse menos exquisitos con los requisitos y exigirle a la Municipalidad de Lima que cuide a esos gatos y que se den cuenta de que pueden contribuir a hacer del decadente Parque Universitario, un lugar un poco más turístico como en el caso del Parque Kennedy, sería un muy buen comienzo. Mientras más se demoren, más gatos seguirán siendo maltratados, enfermando y muriendo.




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