Quienes hemos crecido en los 90s tuvimos la oportunidad de ver en nuestra niñez la serie documental "Titicaca, puma de piedra" producida por Panamericana Televisión en las épocas en que tenía una programación medianamente decente. Personalmente, recuerdo que me impresionó mucho el capítulo en el cuál llegaron hasta el Salar de Uyuni y, desde ese entonces, siempre quise conocerlo.
Pasaron cerca de dos décadas y ese anhelo se hizo realidad. Por fin logré tocar con mis propias manos la sal de esa enorme planicie de blanco sin fin, que alguna vez fue un lago, y que en las escasas ocasiones de lluvia, se llena con una breve capa que le hace un guiño a ese remoto pasado.
Primera parada: Pueblo de Uyuni, después de toda una madrugada de estar viajando desde El Alto en un bus destartalado, al más puro estilo de los que recorren la serranía peruana. Pasamos en medio de la nada más absoluta y también por pueblos que se encontraban en plena celebración, bajo un cielo con innumerables estrellas, de las fijas y también de las fugaces. A las 5am y a pesar de toda la ropa que traíamos encima, Uyuni nos recibió con entre 7 y 10 grados bajo cero, lo suficiente como para que consideraras la posibilidad de irte a hibernar.
A qué negarlo, es un pueblo bastante acogedor. Tiene cafeterías a precios módicos y con wifi, aunque, todo hay que decirlo, son muy pocas para un lugar que es punto de partida para el mayor atractivo turístico de un país. También hay locutorios, cabinas de internet (con una señal más lenta que tortuga con callos) y casas de cambio, así como diversas empresas que ofrecían tours de uno, dos y tres días de duración por Uyuni y alrededores. Sí o sí tienes que tomar un tour, no hay otra opción. Nosotros elegimos el de tres días (que en realidad son dos días y el tercero es básicamente para regresar) que nos salió a 115 dólares, bastante módico para incluir comida y hospedaje. Y vale la pena.
La primera parada es el cementerio de ferrocarriles. Nada espectacular para mí, pero a muchos turistas les encantó, así que supongo que el poco observador fui yo :)
También pasamos por un mercado de artesanías locales. Son geniales y muchas están hechas de sal. Pero eso sí, cuida de que no les caiga agua o terminarán como mi recuerdo, derretido en un rincón de mi habitación :/
También puedes comprar banderitas, tazas y hasta unos llaveros que tienen la cara de Evo Morales. Por último, los infaltables juguetes de dinosaurios y demás, para que tomes tus fotografías jugando con las percepciones solo posibles en la blancura del salar.
El almuerzo preparado por el guía consistió en unos deliciosos filetes de carne de llama asada con fideos y vegetales, además de su respectivo vaso de gaseosa. Muy rico, aunque nunca faltan los turistas que estaban con esa monada europea del vegetarianismo y dejaron sus filetes. Mejor para el resto :P
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Las grandes variaciones térmicas entre el día y la noche producen el cuarteamiento de la sal en forma de bellos polígonos que se extienden hasta donde tu vista pueda alcanzar.
Isla Incahuasi: Alguna vez fue una isla, pero actualmente es una gran mole de roca que emerge entre la blancura del salar y está poblada hasta su cumbre por multitud de cactus. En el lugar hay servicios higiénicos, pero no venden comida. El agua es extraída del subsuelo con una bomba. La entrada cuesta algunos bolivianos, ya que la isla es administrada por la comunidad indígena local, que tiene plena independencia para establecer las tarifas.
Alguna vez fue una playa de altura :) |
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Tomamos de vuelta el auto y nos vamos con rumbo a Santiago de Agencha, un acogedor pueblito en donde pernoctaremos en habitaciones hechas de sal. Todo es de sal: las paredes, el piso, los bloques utilizados para sentarse y las camas. Esto hace que el interior preserve muy bien el calor. En el hospedaje te dan una rica cena y hay electricidad por si quieres recargar las baterías de tu cámara y celular.
Algunas zonas están perdiendo la sal, dejando ver la tierra subyacente, la que muchas veces está convertida en una gruesa capa de barro. |
Interior de una de las habitaciones del hotel. |
Al día siguiente nos levantamos muy temprano para adentrarnos en la Reserva Nacional de Fauna Andina Eduardo Avaroa. Los paisajes son impresionantes, la altura y el frío son mayores y nos vamos acercando rápidamente a la frontera con la puna chilena. Pasamos entre lagunas, algunas silenciosas y otras pobladas por bulliciosas bandadas de flamencos y otras aves; y observamos nevados y volcanes, como el Licáncabur, mitad boliviano y mitad chileno.
Caprichosas figuras causadas por la erosión eólica en antiguos depósitos de lava. |
Volcán Licáncabur. Puede observarse un pequeño penacho de vapor recordándonos que está en actividad, en lo que ya sería territorio chileno. |
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La parada final del segundo día es Laguna Colorada. Aquí encontramos la administración de la Reserva y hemos de pagar un ticket de entrada. Pernoctamos en una casa local adaptada como hotel, en la cual nos dan cena, desayuno (al siguiente día) y cinco frazadas para taparnos, las que no sirven de tanto, porque el frío nocturno llega a 20 grados bajo cero. Por cierto, en el hospedaje no hay tomacorrientes.
Laguna Colorada, cerca al atardecer. |
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El tercer día nos levantamos antes del amanecer para poder asistir a la salida del sol por detrás de las montañas en el paraje denominado Sol de Mañana. Calentamos nuestras manos cerca a los géiseres de aquel paraje e incluso podemos tomar un baño tibio en alguna de las pequeñas lagunas de agua termal.
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El tercer día nos levantamos antes del amanecer para poder asistir a la salida del sol por detrás de las montañas en el paraje denominado Sol de Mañana. Calentamos nuestras manos cerca a los géiseres de aquel paraje e incluso podemos tomar un baño tibio en alguna de las pequeñas lagunas de agua termal.
Esto es lava volcánica mezclada con barro y no la laguna en la que te vas a bañar, por si acaso :P |
En una poza de esta laguna sí te puedes dar un baño ;) |
Al regreso nos seguimos deleitando con hermosas lagunas y con un interesante bosque de piedras. Cabe mencionar que uno de los autos (viajábamos en caravana) sufrió un desperfecto y eso nos retrasó bastante. Y es que en estos lugares debe haber forzosamente cooperación o te quedas varado ad æternum.
¿Una ventana hacia otras realidades? |
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Finalizando la tarde llegamos nuevamente al pueblo de Uyuni y tomamos otro bus que nos llevó de vuelta a El Alto. Fue una gran experiencia en medio de la tranquilidad de la nada, algo que a todos nos hace falta no una sino muchas veces en la vida :)
https://youtu.be/dmnoYSEYJtE
ResponderBorrar¡Despierta Hermano! - LA APOSTASÍA por Marino Restrepo
http://sanmiguelarcangel-cor-ar.blogspot.com.ar/2015/11/el-infierno-parte-iv-b.html
https://youtu.be/meTSE8B8UDoEl Peligro de la Nueva Era Jaime Duarte, Apologética, razones de nuestra esperanza
Esos enlaces no tienen nada que ver con el tema de este post. Aún así, los he revisado y agradezco la visita a mi blog.
BorrarNinguna iglesia tiene la Verdad absoluta, el recipiente humano es muy frágil e imperfecto para transmitir, más allá de un simple acercamiento, la magnitud de la Verdad divina. Por esto, decir que hay iglesias guiadas por un humano libre de error, sea este un papa, patriarca, pastor, imán o rabino, esuna tontería. Y más aún cuando se trata de una iglesia como la Católica que desvía una y otra vez a sus fieles del conocimiento y atención a Dios, en beneficio de figuras divinizadas como María o los "santos".
La apostasía se ha dado varias veces en la Historia del cristianismo. La primera fue cuando la hoy Iglesia Católica empezó a adornar y desvirtuar su esencia con agregados de hombres, como la casi divinización de María, las "indulgencias plenarias" si rezas por el papa o la veneración de trozos de muertos (las llamadas "reliquias").
La Nueva Era puede ser dañina, si es que se toma acríticamente, pero si se toma con pinzas, es simplemente una muestra más del anhelo del hombre por acercarse a Dios aún en estos tiempos de supuesta "incredulidad".
Saludos.
Uyuni o la sal que parece hielo pero pena q no pueda visitarse por cuenta de uno, los tours te limitan un montooón.
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