Eterno verano.

jueves, 12 de mayo de 2016

Feliz 465 Aniversario, San Marcos.

El mundo visto desde la huaca.
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Recuerdo las palabras de mi mejor amiga (sanmarquina, base 2009) cuando ingresé a la UNMSM en 2011: "Solo se es cachimbo una vez". Lo decía en referencia a que yo tenía dos experiencias universitarias a cuestas, una fallida y otra actualmente en stand by, y que, por ende, había conocido por partida doble experiencias como el "primer día de clases", los "primeros trabajos grupales", las "primeras juergas universitarias" y demás cosas propias de la vida académica, así que, supuestamente, nada debería sorprenderme. Se equivocó de cabo a rabo.

Es cierto, yo he estado antes en dos universidades privadas. La primera, grande y de cierto prestigio, me hizo conocer la dureza del estudio, pero también la superficialidad de estar entre compañeros que todo lo tienen y a los que no les interesa pensar que su situación de privilegio es una isla en un mar de ciudadanos con carencias y mucho menos cuestionar si la situación de estos últimos podría cambiar. La segunda, pequeña, nueva y conservadora, reafirmó mis valores humanísticos, pero tampoco me invitó a ver más allá de lo cercano. Esas cosas las descubrí en San Marcos.

En San Marcos he sentido, por primera vez, orgullo por la casa de estudios en la que estoy, conocí por vez primera a un profesor que me llenó de admiración (siendo sumamente difícil que yo admire a alguien) y aprendí que cualquiera puede embutirse de información paporreteada, sintiéndose super intelectual, pero que lo que realmente vale es construir nuevos saberes en base a los libros que por propia iniciativa estudies y a las experiencias que en el campo vayas viviendo, de tu contacto con personas de distintas procedencias, saberes, historias de vida, anhelos, intenciones y un largo etcétera; y más allá de ello, llevar esos nuevos conocimientos a la práctica. No ha transcurrido un solo día en el que no haya aprendido algo valioso en mi universidad (y no necesariamente en las aulas) y después de todos estos años puedo decir que hay un poquito (o mucho) más en mi sesera que cuando asistí a clase por primera vez. Me siento satisfecho, a pesar de ser plenamente consciente de que aún hay demasiadas cosas por cambiar.

Me quedan solo unos meses más en el pregrado (si cierta profesora no me trollea en su curso y logro llevar en verano otro curso que debo) y es una experiencia que jamás olvidaré. He conocido el Perú en pequeño y he aprendido de él mucho más que en todos mis viajes juntos y en todas mis experiencias anteriores. Me agradezco el momento ya lejano en que, sentado en la playa de Ventanilla, tomé la decisión de postular.

Pero esto no queda aquí, prometo volver para el posgrado y, como muchos egresados hacen, también para los interfacultades, los interbases y demás celebraciones que dejaron muchas anécdotas para todos los que a ellas asistimos.

Feliz 465 aniversario, San Marcos, siempre te estaré profundamente agradecido, mucho más de lo que unas apuradas líneas puedan expresar.

(Son líneas apuradas porque tengo clase en media hora).

Patio de Ciencias, Casona de San Marcos.

1 comentario:

  1. Personalmente creo que es san marcos una mezcla de amores y odios.
    Hay tanto que decir de ella!

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