Eterno verano.

domingo, 24 de julio de 2016

7 platos de una aventura culinaria international.

1. Pollo al spiedo (Restaurante de El Alto, Bolivia).

Caminaba por las calles de esta interesante ciudad boliviana (caracterizada por su curiosa arquitectura y su comercio) cuando tropecé con unos establecimientos que parecían vender pollo a la brasa. Sorprendido, pregunté cuánto costaba el plato, a lo que la vendedora, además de darme el precio, respondió que no era lo que pensaba sino "pollo al spiedo", un nombre que solo había escuchado de boca de mi tío fallecido hace unos años, que decía recordar este plato de tiempos de su niñez.

Estaba, sin saberlo, ante el antepasado de nuestro plato bandera, servido no solo con papas fritas, sino además con un puñado de tallarines condimentados y una generosa ración de algo similar a la mayonesa. Me agradó, no sé si porque estaba rico o porque mi paladar se ha vuelto de hierro después de años de probar los más diversos manjares. La cosa es que no sabe igual al pollo a la brasa, las apariencias engañan.




2. Churrasco a lo Pobre (Restaurante Scala, Arica, Chile).

Los platos peruanos (y sus penosas imitaciones) son algo común en el norte de Chile. En este caso se trató de un churrasco a lo pobre que nos sirvieron en un conocido y re-putado establecimiento de la calle 21 de Mayo denominado Scala. Un toquecito elegante dentro de nuestra experiencia de mochileros.

Todos sabemos que aquí en Perú el "a lo pobre" hace referencia a un plato que contiene alguna carne acompañada de arroz, papas fritas, plátano y huevo, pero lo que nos dieron ahí era un churrasco mal cocido (el centro estaba prácticamente crudo) con papas fritas desabridas, un pequeño puñado de arroz y un poco de la salsa de cebolla y tomate propia del lomo saltado. Un despropósito total.




Nótese la carne cruda y la obligatoriedad de dejar un porcentaje para la propina. Laweafomeqliao.


3. Caja Dosirak con contenidos variados (Cafetería coreana Namu).

El Centro Comercial Arenales es un antro del frikismo pseudooriental. En sus pasillos podemos encontrar los más variados y curiosos seres humanoides caracterizados como algún personaje de dibujo animado japonés, pero no es de eso de lo que quiero hablar, sino de la Caja Dosirak, mi preferida cuando voy a la Cafetería Namu. Lo mejor que contiene son esas deliciosas lonjas de chancho empanizado y lo peor es que no te llena, pero por algo los orientales son delgados. Bueno, bueno.




4. Salchipapa mediterránea (Restaurante Little Armenia).

Little Armenia fue un local ubicado cerca a la avenida Arequipa, en el distrito de Lince, que decía reproducir algunas comidas de aquel pequeño pero histórico país del Cáucaso que fuera la primera nación en declarar al cristianismo como su religión oficial. Probé algo que de armenio no tenía mucho, la "salchipapa mediterránea", caracterizada por las papas cortadas en rodajas, hot dog de auténtica ternera feliz, todo rociado con una misteriosa salsa mediterránea y espolvoreado con fino orégano. Muy rico.



5. Ramen (Shifudoki Café).
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Otro de los muchos huecos interesantes que alberga el Centro Comercial Arenales. El ramen no tenía nada de especial y lo segundo que les muestro es un plato del que no me acuerdo el nombre pero que consiste en una masa de arroz con algo de carne rodeada por una tortilla de huevos revueltos. Qué original.


Así vino, yo no lo escribí.

6. Kimbap mixto (Jin Kimbap).
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De un tiempo a esta parte están llegando a nuestra capital algunas comidas al paso propias de otras latitudes. Primero fueron los bocaditos chinos, hace unos años llegaron los puestos de shawarma y las arepas, y ahora también han llegado estos ricos bocaditos coreanos. Vienen rellenos de atún, hot dog de ternera o mixtos y los venden a un módico precio durante las noches en la esquina de Alfonso Ugarte con Venezuela. Muy recomendable.




7. Ramen Tonkatsu (Tokio Ramen).
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Finalizamos nuestro recorrido con este poderoso, delicioso y contundente ramen. Puede conseguirse en Tokio Ramen del distrito de Jesús María (Avenida Ricardo Tizón y Bueno 663), no muy lejos de la Avenida Brasil. Si lo pides en tamaño grande (como el de la foto) no te quedará estómago para comer nada más y saldrás feliz y satisfecho. Contiene chancho, fideos, cebollita china, huevo, otras pequeñas verduras y unas deliciosas algas completando la escena.

Es posible que el local (bastante pequeño) se encuentre lleno y tengas que hacer cola para una mesa o un asiento en la barra (como me pasó a mí, que fui un viernes a las 7pm), pero créeme que vale la pena.



Me retiro a cenar. Saludos.

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