Eterno verano.

viernes, 18 de septiembre de 2015

Las tierras altas del altiplano: Atravesando el Titicaca (2).

Conocer el Lago Titicaca fue una de las experiencias más bonitas del viaje. Por más que uno vea documentales y fotografías no se puede imaginar la sensación de estar frente a ese pequeño gran mar interior. Un verdadero cuestionamiento a tus conceptos se produce al observar playas rodeadas de montañas, olas capaces de impedir el tránsito de las lanchas, una Armada asentada en sus costas y, en fin, un ir y venir de personas de las más diversas procedencias y pensamientos.



El bus nos dejó en la orilla del Estrecho de Tiquina, antes de continuar con rumbo a Copacabana. Nosotros pasamos primero, en una lancha y el bus pasaría después, sobre una artesanal embarcación de madera. Nos intrigó cómo es que podría pasar estando el lago tan movido. Y es que justo por esos días habían llegado unos vientos del sur particularmente fregados que hicieron que tuviéramos que esperar por más de dos horas. Sin embargo, todo tiene su lado positivo: aprovechamos para comer las deliciosas empanadas de papa y huevo locales, tomamos una sopa contundente llamada chairo y cerramos la operación bitute con una deliciosa trucha frita estilo Lago Titicaca.



La empanada antes de ser devorada.




Monumento en recuerdo de la Guerra del Pacífico y el justo reclamo boliviano a una salida marítima.






Estatua de Manco Cápac, quien, según la leyenda, emergió de las aguas del lago para fundar el Tawantinsuyu..


Trucha frita.


Chairo.
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Pero más allá de lo anterior, no podía dejar pasar la ocasión de conocer las playas bolivianas.

¿Cómo?

¿Playas en Bolivia?

Pues sí. Este pequeño mar interior tiene sus playas. Unas interesantes playas de altura donde hace demasiado frío como para meditar calatitos. Sin embargo tienen su encanto. Dicen que las mejores playas están en la Isla del Sol, en Copacabana y también en el lado peruano del lago (concretamente en Juli), pero no las llegué a ver. Aún así, disfruté de momentos de relajo frente al Estrecho de Tiquina mientras tomaba una lata de Paceña heladita.





Rumbo a Copacabana, la carretera asciende de nivel, proporcionándonos unas incomparables vistas panorámicas del lago. Desde allí pareciera no tener fin. Y agradeces el privilegio de poder contemplar esta maravilla de la naturaleza.



2 comentarios:

  1. Faltó más texto, me hubiera gustado saber algo sobre esa Armada. ¿Tienen buques de guerra apuntando al Perú? Pfffffffff...

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  2. Me hubiera gustado ver fotos de Copacabana. Es lo mejorcito del lado boliviano (provincia de Manko Kápak).

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