Eterno verano.

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lunes, 15 de agosto de 2016

6 platos deliciosos que conocí en Puno.

1. Queso frito con papas y arroz: Visto y devorado en un restaurante cercano a la estación de buses de la ciudad. El menú (incluía chairo, una sopa deliciosa) costó solo ¡4 soles!


2. Alpaca con crema de quinua: Una apetitosa cena en el súper céntrico restaurante Pizza Andina (Jirón Lima 519), un lugar agradable y con ambiente acogedor, especialmente por la calefacción que hacía que, por unos momentos, olvidemos el intenso frío del exterior. Filete tierno y delicioso y crema con trocitos de suave queso. Precio: 24 soles bien pagados.


3. Chicharrón de trucha con papas fritas: Almuerzo en el restaurante Choza Andina. Parecía poco, pero llenó. La carne rosada de la trucha del Lago Titicaca estuvo muy deliciosa. 8 soles bien merecidos por un menú digno de repetirse.


4. Pizza Tradiciones del Lago: Plato estrella del restaurante del mismo nombre (Jirón Lima 418). Al llegar (por la noche), un grupo de música altiplánica deleitaba al respetable con sus canciones. La pizza personal estuvo muy buena y llenó, no como las pizzas "personales" de la ciudad de Lima, que más parecen destinadas a un público infantil. Abundante queso (en serio ¡abundante!) sobre una delgada base de salsa de tomate. Muy buena. Precio: 21 soles.


5. Trucha frita con chuño y mote: Delicioso almuerzo en la ciudad de Chucuito, a pocos metros de la Iglesia de la Asunción. Pescado fresco sobre chuño y mote bien preparado. Precio: 11 soles.


6. Strogonoff de alpaca: Un suave filete de alpaca bañado por una exquisita salsa de champiñones, acompañado de arroz y ensalada. Devorado (literalmente) en el Restaurante Hacienda (Jirón Lima 517). No recuerdo cuánto me costó, pero fue entre 20 y 30 soles. Recomendado.


Bonus Track: ¿Y para acompañar?

¡Tómate una minigaseosa Cóndor Kids! (vista en Chucuito).


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Ok, no. Tómate una taza de muña o mate de coca para la altura y la buena digestión. ¡Saludos!

viernes, 18 de septiembre de 2015

Las tierras altas del altiplano: Atravesando el Titicaca (2).

Conocer el Lago Titicaca fue una de las experiencias más bonitas del viaje. Por más que uno vea documentales y fotografías no se puede imaginar la sensación de estar frente a ese pequeño gran mar interior. Un verdadero cuestionamiento a tus conceptos se produce al observar playas rodeadas de montañas, olas capaces de impedir el tránsito de las lanchas, una Armada asentada en sus costas y, en fin, un ir y venir de personas de las más diversas procedencias y pensamientos.



El bus nos dejó en la orilla del Estrecho de Tiquina, antes de continuar con rumbo a Copacabana. Nosotros pasamos primero, en una lancha y el bus pasaría después, sobre una artesanal embarcación de madera. Nos intrigó cómo es que podría pasar estando el lago tan movido. Y es que justo por esos días habían llegado unos vientos del sur particularmente fregados que hicieron que tuviéramos que esperar por más de dos horas. Sin embargo, todo tiene su lado positivo: aprovechamos para comer las deliciosas empanadas de papa y huevo locales, tomamos una sopa contundente llamada chairo y cerramos la operación bitute con una deliciosa trucha frita estilo Lago Titicaca.



La empanada antes de ser devorada.




Monumento en recuerdo de la Guerra del Pacífico y el justo reclamo boliviano a una salida marítima.






Estatua de Manco Cápac, quien, según la leyenda, emergió de las aguas del lago para fundar el Tawantinsuyu..


Trucha frita.


Chairo.
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Pero más allá de lo anterior, no podía dejar pasar la ocasión de conocer las playas bolivianas.

¿Cómo?

¿Playas en Bolivia?

Pues sí. Este pequeño mar interior tiene sus playas. Unas interesantes playas de altura donde hace demasiado frío como para meditar calatitos. Sin embargo tienen su encanto. Dicen que las mejores playas están en la Isla del Sol, en Copacabana y también en el lado peruano del lago (concretamente en Juli), pero no las llegué a ver. Aún así, disfruté de momentos de relajo frente al Estrecho de Tiquina mientras tomaba una lata de Paceña heladita.





Rumbo a Copacabana, la carretera asciende de nivel, proporcionándonos unas incomparables vistas panorámicas del lago. Desde allí pareciera no tener fin. Y agradeces el privilegio de poder contemplar esta maravilla de la naturaleza.