Eterno verano.

lunes, 21 de marzo de 2016

Verte (y tenerte en la mirada).

Verte y tenerte en la mirada,
gritar al viento medio amargo
que aparte su rostro adormecido
y que ponga su voz tenue
sobre las copas verdecidas
o sobre las nubes blanquecinas.

Verte y subir al cielo luminoso,
volar sobre aguas mansas
y saltar con los delfines
jugando a ser acróbata
o vibrar de alegría radiante
al reverenciar tu perfección.

Verte y morir de asombro,
como cuando la vida mira al futuro
y acongoja la incertidumbre
de los tiempos venideros
que sin dolor disimulado
semejan rosales espinosos
plantados en la lluvia
que cae sin anunciar al mundo
lo repentino de su venida.

Verte sin poder contemplarte,
porque los ojos se adormecen
al observar la Armonía única
clamando al horizonte enrojecido
dando órdenes de reina
y miradas de diosa del Olimpo
cual oda del mar a la vida.

Verte y caer en el aire,
recoger las alas saltarinas
y levantar del piso bendecido
una flor verde por los tiempos
y colorida por la vida
que frente a ti parece efímera
e injusta por no ser eterna
para contemplarte embelesada
por los siglos de los siglos.

Verte y no tener palabras,
guardar silencio entumecido
y lágrimas sonrientes
corriendo por las notas musicales
que de mis sentimientos brotan
para conquistar tus melodías
depositando en tu corazón
un destello de mi vida.

Verte y conocer el día;
olvidar al mundo por una vida
y recordar tu bello rostro
por eternidades continuas
y navegando en lo increado
por los ríos de agua eterna,
recordar tu mirada,
soñar que te beso anonadado
o que simplemente me amas
como yo te amo,
tú, mi ilusión; simplemente, mi sueño.


Verano 2003
Autor desconocido.

domingo, 13 de marzo de 2016

Algunas impresiones con respecto a la Marcha por la Vida 2016.

Desde niño me decían que si quería llevar una vida tranquila y sin conflictos, tenía que evitar hablar de política o religión con los demás. Como yo no quiero una vida tranquila, sino interesante, desoí esa recomendación y me puse a armar lío (como recomendó el Francisco); pero no en cualquier ocasión (como el loquito que salía temprano por la avenida Piérola de Barranco y gritaba en contra del gobierno y todo lo que se le ocurría) sino, principalmente, cuando veo que otros se burlan, minimizan o quieren censurar aquellas cosas en las que cree la humanidad desde siempre y eso, lamentablemente, se hace a cada rato bajo el manto de una supuesta "tolerancia y progreso".

Años atrás me gané varias puteadas y perdí un par de amistades por tener diferentes posiciones políticas. El día de ayer discutí con una amiga que me hizo un par de comentarios jocosos con respecto a mi asistencia y apoyo a la Marcha por la Vida. Como yo no soy católico, no tengo esa estúpida costumbre de estar permanentemente dando la otra mejilla (como le mencioné a una amiga catequista) y le respondí directo a la vena, la discusión se armó (ella es una izquierdista que pregona la "tolerancia y la diversidad de ideas", por cierto) y me libré de tener una persona de cerebro infectado por la ideología de género en mi círculo. Así estamos mejor.

Acuerdos y desacuerdos.

Estoy de acuerdo con que se debe respetar la vida del concebido, no me parece que eliminar vidas ajenas "porque la madre se desanimó de tener al bebé y quiere ser linda, libre y loca" sea otra cosa que un asesinato. El derecho a decidir se restringe a que decidas sobre tí mismo/a (córtate un brazo o los genitales si eso te hace feliz o "colabora a tu identidad") y el concebido NO es parte del cuerpo de la mujer sino un nuevo ser humano protegido por la Constitución. En la universidad en la que estudio, buena parte de mis compañeros son pro-aborto, tras haber sido influenciados por grupos de izquierda (los más bulleros, aunque no necesariamente representen a la mayoría) y porque algunos docentes ideologizados les lavaron el cerebro cuando eran cachimbos. Todo esto, unido a que no quieren dejar la adolescencia, los hace sentirse "rebeldes" y que "van a cambiar el mundo" por legalizar el aborto, entre otras "genialidades" que ya se deben estar imaginando.

No estoy de acuerdo, sin embargo, con que se satanice la utilización de la píldora del día siguiente, que me parecería una buena opción para el tan socorrido caso de "violaron a la niña, eres inhumano si la obligas a tener un niño que no quiere". Se debería acceder de forma gratuita a esa pastilla en los centros de salud y, si eres menor de edad, solamente en estos lamentables casos y acompañado de tus padres. Asimismo, no estoy de acuerdo con los argumentos moralistas que se oponen a la utilización del preservativo y su repartición gratuita en los centros de salud.

Tampoco estoy de acuerdo con el carácter marcadamente católico (o de jerarquía católica) de este evento. Está bien que muchas parroquias hayan participado y apoyado, pero no hay que olvidar que también asisten y dan su apoyo muchos evangélicos y algunas personas sin afiliación religiosa. Y, por supuesto, que Cipriani no es precisamente una garantía de moral como para que cierren la marcha con un discurso suyo. Asimismo, no me parece que deba permitirse la presencia de ciertos políticos oportunistas como Nano "cambio de ideas para ganar votos" Guerra García o Luis "defensor de Acuña" Iberico. Eso solo es "motivo de escándalo" del que se pueden colgar los pro-abortistas y genera desconfianza en muchas otras personas. Al menos Julio Rosas sí ha demostrado ser consecuente con lo que cree sin importarle la opinión del resto desde hace muchos años.

Doy fe de que hubo mucha gente en esta marcha, me atrevería a decir que tanta o más que el año pasado, sin embargo, me gustaría saber cómo hacen para calcular la cifra de 750.000 personas. Aún así, doy por hecho que no fueron solo 60.000 como maliciosamente informaron los pro-aborto de RPP. Por cierto, el único medio que bajó hasta la Costa Verde para transmitir parte del concierto de cierre fue TV Perú; un milagro siendo que el actual gobierno de la presidenta Heredia está totalmente influenciado por la ideología de género.

Este año, los sectores correspondientes a las parroquias (según me comentaba la amiga catequista ya mencionada) salieron separados unos de otros y ya no todos juntos, como hasta el 2015. Esto ocasionó que pudiera observarse mayor disgregación de la gente y dar la impresión de ser menos, aunque proporcionara mayor orden. Estoy en desacuerdo con ello: el objetivo de una manifestación es que la sociedad y los gobernantes vean que somos muchos y que estamos unidos y no en grupitos.

Para el 2017 le recomendaría a la gente que no sea floja y que baje hasta el cierre del evento en la Costa Verde en lugar de regresarse una vez que llegan al malecón. No ha venido usted desde lejos para caminar solo unas cuadras: apoye y viva la celebración por la vida de inicio a fin, por favor.

¡Viva el respeto a la vida del ser humano desde la concepción! :)

#MarchaPorLaVida se mantuvo como TT nacional por muchas horas en Twitter.

Aunque el tema principal era oponerse a la legalización del aborto, algunas personas tocaron otros temas interesantes en sus pancartas.

Rumbo a la Costa Verde.




Cierre a cargo del grupo católico "Siervas" conformado por religiosas.

jueves, 3 de marzo de 2016

Rutas del Desierto 1: Huara y el Gigante de Tarapacá.

Huara es una comuna ubicada en medio del Desierto de Atacama, en la I Región (Tarapacá), al norte de Chile. Etimológicamente, su nombre proviene de "wara", es decir, "estrella" en aimara, probablemente debido a lo hermosa que se ve la Vía Láctea en su cielo nocturno (uno de los más limpios del mundo) o a otras misteriosas "estrellas" que la gente reporta observar de vez en cuando, moviéndose sobre la solitaria carretera o las colinas de arena que circundan la zona.

Para llegar, debemos partir del terminal rodoviario de Arica y tomar uno de los buses que van hacia Iquique, advirtiendo que bajaremos en Huara, a mitad de camino. El pasaje suele costar unos 7.000 pesos.


Al llegar nos recibe un tranquilo y pequeño pueblo de carretera, no muy distinto a los muchos que hay en el Perú. Una pequeña pileta que no está en funcionamiento, unas bancas, algunos kioskos que venden gaseosas chilenas y peruanas (Oro, Kola Real, etc), un puesto de los carabineros, algunos restaurantes/cantinas y un par de hospedajes. Sin duda, un lugar tranquilo para abstraerse del mundo.


Para el desayuno, nada como comer un delicioso y contundente sandwich Chacarero a 3.000 pesos, quizá en el restaurante "La Chinita", donde encuentras una pequeña vitrina con revistas porno (véase la primera foto bajo este párrafo), un buen servicio de wifi, refrescantes gaseosas y helados, así como fotografías del terremoto del año 2014, en que el restaurante quedó prácticamente destruido pero tras el cual se levantó airoso.





Para hospedarnos, nos quedamos en el hostal "Manuelito". Altamente recomendado. Buena y muy amable atención, aunque son pocos los viajeros que llegan hasta Huara. Y es por eso que, como éramos los únicos hospedados en ese momento, la señora nos dió la llave de la puerta del hostal para que no nos quedásemos fuera en caso ella no estuviera. Es el tipo de agradable confianza que solo se encuentra en lugares como este, donde la malicia del ser humano de las grandes urbes aún no llega (y esperamos que nunca llegue).


Posteriormente, uno puede pasar a comprar unas chelas en el restaurante "Carmelita", que se caracteriza por su decorado que evoca las antiguas épocas de la explotación de salitre, el mineral desencadenante de la Guerra del Pacífico.


Y hablando de esa ya lejana guerra, en la zona de Huara también se llevaron a cabo enfrentamientos, como queda constancia en el marcador que vemos a la derecha de la siguiente fotografía, que nos recuerda la Batalla de Tarapacá.


Sin embargo, el mayor atractivo de esta zona, se encuentra a entre 15 y 17 kilómetros, en la ladera del Cerro Unita. Se trata del mayor geoglifo del mundo: el Gigante de Tarapacá, que sería la representación de una antigua divinidad prehispánica relacionada a Tunupa o Wiracocha... o quizá el recuerdo de la visita de uno de esos antiguos dioses civilizadores a los que hacen mención las leyendas de todo el mundo. Entidades que, quien sabe, quizá aún sigan merodeando por los cielos del desierto, en alguna que otra noche, de forma bastante más discreta.

No hay autos ni empresas de turismo que te lleven directamente al Gigante de Tarapacá. Tienes que tomar alguno de los buses que se internan por la carretera que va a Colchane (cerca de la frontera con Bolivia) y avisar que bajarás en el desvió hacia el Gigante. Una vez ahí deberás caminar entre dos y tres kilómetros hasta que tengas, frente a tí y en total soledad, la inmensa y evocadora imagen.



Y las horas pasan y pasan y tú no quieres irte porque una extraña sensación de paz te inunda al estar frente al Gigante. No te importan las altas temperaturas, propias del desierto más árido del mundo. No te importa que se vaya haciendo tarde y que quizá llegues a la carretera cuando la oscuridad haya hecho acto de presencia. Estar frente al Gigante lo vale, porque es como si te hablara sin emitir sonido. Como si quisiera contarte una antigua historia que ya nadie recuerda. Y como si no quisiera volver a quedarse solo, en ese remoto paraje, ya sin la devoción de los antiguos pobladores que lo trazaron a modo de reclamo, mirando al cielo, para recordarles a los antiguos dioses que esperaban su regreso.

(Hagan click para agrandar las fotos).





Si tienes la mala (¿o buena?) suerte de llegar a la carretera cuando ya es de noche, no te quedará otra opción que caminar... caminar alrededor de 15 kilómetros bajo el cielo estrellado, viendo cómo algunos buses y camiones pasan a toda velocidad a tu lado, sin verte, y viviendo momentos de total e inquietante silencio, como esos que según los ufólogos son provocados por los tripulantes de las "estrellas que se mueven" poco antes de manifestarse.

En el norte chileno se da la curiosa circunstancia de que puedes observar un ocaso cerca de las 9pm, porque la hora local tiene un desfase con la realidad. Consejo: Para calcular las horas de luz es mejor que te guíes por la hora peruana, dos horas más atrasada y, según la cual, un ocaso cerca de las 7pm es mucho más entendible.


Y la ruta está salpicada de pequeños recordatorios de aquellos que pasaron por ahí, pero no pudieron continuar su viaje.




Aún faltaba mucho camino por recorrer.



Llegamos al pueblo cerca de la medianoche y nos recibió un plato de tallarines con pollo asado. El pollo estaba buenazo, los tallarines bastante insípidos. Cosas de la gastronomía del desierto.


Mientras tanto, San Lorenzo, patrón del lugar, nos miraba de forma inquietante.



Volvería... definitivamente que sí :)