En alguna ocasión escuché (y utilicé) la frase "la paz de los cementerios" en referencia a ciertas religiones/ideologías que dicen ser de paz pero ocasionan muertos por centenas cada día. Sin embargo, yendo más allá de esa interpretación, quedó en mí la cuestión literal: verdaderamente los cementerios son de los lugares donde se respira más paz, independientemente de su ubicación. Y más aún si son "informales".
Parecería raro para alguien que esté más o menos interesado en las cuestiones paranormales el que el lugar donde reposan los restos de tantos seres humanos no esté cargado con energías particularmente negativas. He de decir que no siempre es así. Es conocido que las áreas en las que están enterrados infantes o niños nacidos muertos tienen una atmósfera demasiado opresiva y se producen algunos fenómenos de difícil explicación, particularmente en cementerios como "El Sauce" (SJL) o el conocido y emblemático "Presbítero Maestro". Pero más allá de esa excepción que requiere mayor investigación, los cementerios no tendrían porqué estar cargados de energías, ya que lo único que llega a ellos es el "empaque vacío" en descomposición por haber salido el espíritu bastante antes, en el lecho de muerte. Por eso son tan comunes las historias de aparecidos en hospitales o en casas antiguas donde han vivido y fallecido integrantes de muchas familias y no tanto en los camposantos o velatorios.
Hace algún tiempo nos dirigimos hacia un interesante cementerio ubicado en las laderas mismas de los cerros al final de la avenida Belaúnde Este, en el distrito de Comas y descubrimos que, verdaderamente y siempre y cuando sea de día, es un lugar que invita a preguntarse sobre el significado de la vida y el destino que nos espera a cada uno de nosotros al terminar nuestro paso por el mundo material.
Puede parecer un tanto tétrico plantearse esa experiencia pero los invito a darse un paseíllo, ya sea solos o en compañía y prestar atención a la arquitectura, en apariencia desordenada, pero que expresa auténticamente el sentir, las creencias y esperanzas de personas de todas las procedencias que en algún momento y ante la partida de un ser querido tuvieron que hacerse la misma pregunta: ¿qué hay más allá?
P.D: Cuando fallezca quiero que me entierren en un mausoleo en forma de iglesia con todo y campanario. He dicho.
Jajaja, interesante el dato del mausoleo, recomiendo que empiece a ahorrar ahora o obligue a sus hijos a hacerlo, podrían sacrificar algunos juguetes o no? xD.
ResponderBorrarYo vivo a dos cuadras del Cementerio General en Arequipa, el más antiguo y arquitectónico de la ciudad y es bastante genial visitarlo en días regulares -los fines de semana hay mucha gente- nada como un cementerio para meditar un rato sobre lo efímeras e irrelevantes que son nuestras vidas.
Saludos chocarreros.
El miedo y la paz, dos sentimientos tan contradictorios que puedes encontrar en un cementerio dependiendo de cómo lo veas!!!
ResponderBorrarJajajajj me encanta todo de este post.
ResponderBorrarAsí que no era el único loco...