Eterno verano.

domingo, 7 de diciembre de 2014

Duelo.

"Los cementerios son lugares donde se dejan los trajes viejos. La falta de perspectiva de la que estamos hablando es la que nos lleva a adorar al cuerpo. A los muertos hay que venerarlos y amarlos en la memoria y en el recuerdo. Lo que no hay que hacer es lo que se hace en muchas sociedades de honrar los cementerios. No conozco a nadie que le ponga flores a un traje viejo o a un pantalón que ya no se usa. Me parece ridículo, absurdo" (J.J. Benítez).


¿Qué existe después de la muerte? Es quizá uno de los más importantes enigmas dentro del gran Enigma Humano. Es quizá lo único de lo que todos podemos tener certeza: moriremos. Y por ello es totalmente justificado que dediquemos más de un momento para preguntarnos ¿y después de eso, qué?

Es llamativo que, siendo la mayor parte del mundo fiel a alguna de las religiones abrahámicas (cristianismo, judaísmo, islam y bahaísmo), viva tan temeroso y angustiado por el tema de la muerte. Estas religiones nos hablan de la trascendencia e inmortalidad del alma y nos enseñan que la muerte es solo un paso hacia una realidad eterna y mejor. Entonces ¿cómo es que sus fieles parecen tan desconsolados cuando alguno de sus seres queridos emprende el viaje?

Pienso yo que es por dos motivos: 1. Los que dicen ser fieles de esas religiones no creen (o conocen) todo lo que estas dicen y 2. En el fondo es, más que nada, temor a tener una muerte dolorosa y temor al desamparo material en el que muchos puedan quedar tras el fallecimiento de, digamos, el proveedor económico o el motor moral de sus familias.

Creo que los ritos y ceremonias que se hacen en honor a los difuntos son simplemente una terapia para los vivos. Una manera de sentir que expían sus culpas, una forma de catarsis para compartir con otros lo bueno que fue su pariente o amigo o (como he visto muy de cerca) una forma de llorar y lamentarse "por no haber podido valorar al fallecido cuando debieron", buscando al hacerlo el consuelo de los otros presentes, como cuando se busca la absolución del cura después de confesarle los pecados.

Días antes de que mi tío falleciera, hace casi dos años, conversé con mi madre y mi tía (sus hermanas) para intentar hacerles entender que lo que iba a ocurrir era simplemente un cambio de estado. "Lalo" no iba a desaparecer para siempre, solo iba a pasar a otra condición, en la cual iba, además, a estar en contacto con su madre (a quien siempre recordaba) y con sus amigos y parientes que ya habían dado ese paso. No sé si me entendieron y creyeron, pero sí sé que dejaron de llorar y se sintieron, al menos, un poco mejor.

Cuando asistí al entierro lo hice con la convicción de que no le estaba dando "el último adiós", en primer lugar porque sé que lo volveré a ver y en segundo lugar porque sé que desde unas horas antes aquello que hoy reposa dentro de un ataúd es solo el cascarón, la forma física que su espíritu (su verdadero Yo) necesitó para manifestarse en el mundo material. Le expresé esto a mi tío mentalmente y aunque todavía hay ocasiones en las que me siento triste, mi dolor se va ante la esperanza de volvernos a ver en algún momento.

Hace unos días falleció la reina Fabiola de Bélgica la que, según leí, se vistió de blanco cuando falleció su esposo, el rey Balduino, para manifestar su creencia en la resurrección. Yo también creo que después de fallecer resucitaremos, pero no en este lugar. Las experiencias solo se viven una vez, nada se repite en la naturaleza, por más que los creyentes en la reencarnación se consuelen con la idea de vivir miles de vidas teniendo los mismos tropiezos.

Hace unos días fuí a dejarle flores a mi tío. A unos metros había una chica que se había echado al lado de la tumba de su pariente, como si no quisiera dejarlo ir, como si en lugar de la placa de mármol estuviera verdaderamente su ser querido. Yo expresé mi convicción frente a la tumba de mi tío en voz baja: "Sé que tú no estás aquí, sé que nunca estuviste aquí, pero esta es una manera simbólica de expresar que no me olvido de tí y que espero el momento de nuestro próximo encuentro. Estas flores celestes simbolizan la esperanza y la paz, esas que tú ya debes conocer por tí mismo en el lugar en que ahora habitas". Después de un rato de orar y recordar algunos buenos momentos con mi tío y otros parientes que partieron, me fuí. Sé que donde quiera que él esté se habrá sentido un poco más feliz, pero también sé que era un gesto necesario para mí y que contribuyó a que tenga un poco de paz en medio de estos días que no son muy agradables.

1 comentario:

  1. yo dudo que resucitemos! somos un chispazo! una breve luz en la interminable oscuridad, en la eterna noche! (no se donde lei eso, pero lo recorde en cuanto te lei)
    Yo cuando muera quiero ser cremado! no quiero cajones ni rezos, y que con mis cenizas hagan algo util! un cenicero! un jarron, varios pisapapeles! cualquier cosa util!
    Extraño mucho a mi abuela!! me conforta saber que parte de ella esta viva en mi.

    ResponderBorrar