Eterno verano.

martes, 19 de mayo de 2015

Barranco, el distrito de los edificios.

Piensa en Barranco ¿qué se te viene a la cabeza? Sí, me imagino que noches de juerga, días de romance cerca al Puente de los Suspiros, unos anticuchos en la Bajada de los Baños, ferias independientes y esas cosas. Bien. Y últimamente se ha estado intentando repotenciar su imagen como distrito cultural, artístico y tradicional y con ello generar más turismo. El problema es que lo que se va dibujando con una mano se va borrando con la otra. ¿A qué me refiero? Pues al sistemático reemplazo de las casas del distrito (antiguas y no tanto) por edificios de departamentos totalmente inadecuados y visualmente agresivos con el entorno urbano circundante. Es algo que no entiendo y me apena mucho que esto se esté permitiendo e incentivando por parte de las autoridades (incluso cambiando zonificaciones para favorecerlo).

Como digo, no entiendo la lógica de esto, a menos que se trate de "una forma de ser transgresores". Dicen que esa es la última moda. Bueno...

La otrora tranquila avenida San Martín va llenándose de edificios, pero también de autos. El embotellamiento en horas punta es insoportable, cortesía de los desvíos que hicieron Castañeda para construir el Metropolitano y Villarán para implementar el Caminador Azul.

Aquí había una casa, ahora habrá otro edificio-ratonera. Y al fondo va construyéndose otro más. Progreso, le dicen (avenida El Sol Este).

En algunos lugares del distrito los dueños venden sus casas para que se hagan nuevos edificios. Contribuyen a la destrucción de Barranco por unos billetes. Sin embargo, en otros lugares tienen que ponerse carteles de "Esta propiedad no se vende" para atajar las insistentes propuestas de compra por parte de las constructoras, como se ve en esta imagen de las cercanías de la avenida Lima. Al frente, otro edificio va construyéndose.

Otro lugar de la avenida San Martín.

Dos edificios en construcción cerca a la avenida Grau. En la esquina también está empezando a construirse otro edificio en este momento.
Son muchas las razones por las cuales la gente se desespera por dejar el hogar familiar y recluirse en una pequeña (y mal construida) cajita de 60 metros cuadrados. Podríamos achacarlo a la imagen popularizada por los medios de comunicación (y proveniente de la realidad anglonorteamericana) del joven que apenas tiene dinero se va de casa a vivir a otro lugar porque no aguanta a sus padres. Una imagen difundida ex profeso para darle el golpe de gracia a la institución tradicional de los núcleos familiares extensos y cohesionados y, de paso, para ayudar a darle trabajo a las inmobiliarias (cuyos dueños en ocasiones también son inversores en los medios de comunicación). Pero esto no es lo central en este post porque, al fin y al cabo cada quien decide dónde vivir y los propietarios de las casas antiguas pueden venderlas cuando deseen. El deber de mantener la armonía arquitectónica y paisajística en un distrito corresponde a la autoridad y basta con no emitir licencias de construcción para edificios en determinadas zonas y se elimina el problema, pero por la plata baila el mono y baila re-sonriente, para concha.

Por cierto, cuando mencioné estas cosas de forma alturada y correcta en la cuenta de Facebook de la Municipalidad de Barranco, ellos no tuvieron mejor idea que borrar el comentario y bloquearme. Solo dejan los comentarios bonitos y aduladores. El autoritarismo es patente. Y lástima que no sea solo en una red social.

Como explicaba en un post anterior sobre la desaparición de las dos huacas que alguna vez hubo en el distrito, este proceso se inició hace ya bastantes años con la destrucción de la tradicional Lagunita a fin de construir ese esperpento llamado Museo de Arte Contemporáneo. Posteriormente se vendieron las playas para construir restaurantes y, especialmente en la anterior gestión, se autorizaron construcciones al filo de los acantilados, tratándose de edificios de muchos pisos que en el siguiente gran movimiento sísmico terminarán en trocitos sobre la arena. Parece que a las autoridades sólo les interesa el dinero. Por cierto ¿dinero gastado en qué? si en un distrito tan pequeño como Barranco casi no se han realizado obras ni arreglos en los últimos años. Hay calles donde las veredas y pistas están llenas de huecos y solo han sido "reparadas" con parchecitos año tras año y, en algunos casos, ya ni les queda asfalto.

La perfecta conjunción entre un edificio en construcción y pistas y veredas destrozadas.
Para finalizar: ¿qué carajo le están haciendo al distrito? Comprendo que mucha gente esté emocionada con la idea de vivir en Barranco y se apriete en los nuevos edificios con una gran sonrisa mientras paga cantidades desproporcionadas para comprar sus departamentos, pero ¿no se dan cuenta que al hacerlo contribuyen a destruir justamente aquello que buscaban? ¿Que si siguen haciéndose edificios ya no quedará nada de esa "imagen tradicional" que les resultó atractiva, más que en antiguas fotografías?

Pero son brutos pues, no piensan.

2 comentarios:

  1. Intresante artículo compartido en el Fb de Salvemos Barranco.

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  2. Si, que pena, poco a poco se está perdiendo lo que es barranco :c
    ...pero la población crece, que se hace!! y más aún intereses de las constructorias :(

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