Eterno verano.

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sábado, 14 de mayo de 2016

Visitando las playas de Chancay 2: Playa La Viña: Una década después.

(Escrito en el verano 2014).

Hace algunos días tuve una de esas típicas mañanas en las que me levanto sin saber qué me depararía el día. Estoy aburrido y entonces dejo que las cosas se vayan dando. El sol se muestra propicio para darse un baño en el mar y salgo a ver las playas más cercanas a mi casa. Todas llenas. Pregunto a una amiga por cómo están las playas cercanas a su casa (Ancón) y me dice lo mismo. Todas repletas.

Frente a esto surge la idea de ir hacia el sur, pero ya sé que San Bartolo y Punta Hermosa están con mucha gente y yo lo que quiero es pensar, relajarme, estar tranquilo sin que un chibolo me llene de arena al pasar corriendo a mi lado o cosas así. De modo que el sur quedó descartado y decidí ir al norte, más al norte de lo habitual y terminé en una playa a la que año tras año quise volver, pero que en realidad no veía desde la mitad de mi adolescencia, en la que fue muy significativa. Recordaba sus chorritos de agua, probablemente muy similares a los que hasta hace un siglo caían de los acantilados de la ahora reseca Costa Verde.

Sin más preámbulo, los dejo con algunas fotos de Playa La Viña, un lugar que siempre recordaré, aunque dudo que vuelva en el futuro cercano.

Camino de ingreso.






Una piscina super relajante y natural.


Agua dulce filtrándose por los acantilados.



jueves, 31 de diciembre de 2015

Otros destinos de este 2015: Pasco, La Oroya y Nor Yauyos Cochas.

Este año tuve la oportunidad de recorrer algunos lugares del centro de nuestro país. Es una zona que nunca me atrajo especialmente, pero una vez en ella, me sentí impresionado a la vez que entristecido. Ya les he contado sobre mi visita a Huancayo en un anterior post y ahora, para cerrar el año, no podía dejar pasar estos otros tres destinos visitados en la segunda mitad de este 2015 que ya nos deja.

1. Pasco: Alguna vez fue una de las regiones más ricas de nuestro país. La extracción de minerales empezó en la época colonial y continuó en la republicana, convirtiéndose en el motor principal de su economía. Irónicamente, aquello que contribuyó a darle vida, se tornó en muerte en las últimas décadas y es muy probable que la ciudad de Cerro de Pasco tenga que ser trasladada a otro lugar, a causa de la contaminación de las aguas, los terrenos y el aire con metales pesados, especialmente el plomo, los que terminan por depositarse en la sangre y órganos de sus habitantes, ocasionando múltiples enfermedades.


El tajo minero Raúl Rojas no para de crecer desde hace décadas y viene, literalmente, comiéndose a la ciudad de Cerro de Pasco. Barrios históricos como Miraflores hace mucho que desaparecieron.


Por lo visto, en Pasco no todos quieren a Keiko.

Estatua del médico mártir Daniel Alcides Carrión en la Plaza Chaupimarca.

Laguna de Quiulacocha, muerta y rodeada de un tóxico barro rojizo, producto de su utilización como depósito de desechos de metales pesados y relaves mineros. 

Bosque de piedras de Huayllay.

Caprichosas figuras talladas por la erosión eólica a través de los milenios.

2. La Oroya: Ostenta el dudoso privilegio de estar entre las diez ciudades más contaminadas del mundo debido a los gases tóxicos emanados de las chimeneas del Complejo Metalúrgico Doe Run, cuyas actividades están paralizadas solo temporalmente. Mientras estaba en actividad, una gran nube de smog se posaba sobre la ciudad alrededor del mediodía, causando problemas respiratorios y oculares, por lo cual el colegio tuvo que ser trasladado, junto con parte de la población, a un nuevo lugar denominado La Oroya Nueva, a algunos kilómetros de distancia. Los cerros que la rodean contrastan fuertemente con los del resto del valle porque en ellos casi no crece vegetación, siendo de un color que oscila entre el blanco de la piedra caliza y los tonos oscuros, producto del asentamiento de la contaminación.

Vista de La Oroya Antigua (o Vieja) con la torre de la iglesia a la izquierda y la chimenea de Doe Run al centro.

El contaminado Río Mantaro.

Otra vista de la ciudad, con el Complejo Metalúrgico de Doe Run al fondo.

Nótese los cerros sobre los que no crece la vegetación.

Un partidito de vóley para aligerar el estrés diario.
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3. Reserva Paisajística Nor Yauyos Cochas: Contrasta fuertemente con los anteriores. Ubicada en la provincia de Yauyos (Región Lima Provincias) alberga multitud de pueblos, lagunas, cataratas y cerros de místico encanto, los cuales aún no son muy conocidos por el turismo masivo... felizmente.


Altar de la iglesia del pueblo abandonado de Huaquis.

Iglesia del pueblo abandonado de Huaquis.

La Luna al iniciar la mañana sobre el pueblo de Vitis.

Al fondo, la iglesia de Vitis.


Algunas de las lagunas de Huancaya vistas desde lo alto.

Laguna de Huallhua en Huancaya. Otra de varias lagunas de la serranía que tiene leyendas sobre la aparición de sirenas en sus aguas.

Catarata en la Laguna de Huallhua.


Una espectacular trucha frita con su respectivo caldo de gallina para terminar el recorrido.
Cerro de Pasco, La Oroya y Nor Yauyos Cochas muestran realidades muy distintas y nos dejan lecciones para el futuro. Los dos primeros lugares han sido afectados de forma probablemente irreversible por la aplicación de una nociva idea de progreso que consiste en depredar la naturaleza con la excusa de que se necesita a toda costa generar ingresos (los que, finalmente, solo quedan en manos de las transnacionales extractoras o del gobierno central o regional). El tercer lugar se conserva aún en buen estado, si bien no dudamos que si llegaran a encontrarse yacimientos minerales importantes en su interior, correría la misma suerte que los anteriores, con la misma excusa del progreso y de que si te opones eres un retrógrado. Esperemos (ingenuamente) que eso nunca pase.

Saludos y que tengan un Feliz 2016. Recuerden que si hacen turismo, llévenlo a cabo de forma responsable, sin contaminar.

jueves, 6 de noviembre de 2014

Las tierras altas de Lima: Oyón.


Cuando hablamos de lagunas altoandinas de celestes aguas pensamos en Áncash. Cuando nos mencionan el huayno con arpa quizá pensemos en las alturas de la provincia de Huaral. Y cuando recordamos que ya es tiempo de relajarnos en algún baño termal quizá deseemos ir a Churín, pero no, resulta que todo eso junto y mucho más, también podemos encontrarlo en uno de los lugares injustamente poco conocidos que están cerca a nuestra capital y ese es Oyón.

Para llegar debemos tomar un bus en el jirón Zavala (paralela de Abancay) y en cinco horas (y tras haber pagado 20 o 25 soles) estaremos en nuestro destino. Por estas épocas hace un frío de la... gran conciencia y los 3.600 metros sobre el nivel del mar se hacen sentir en la forma del soroche, por lo que es recomendable llevar Gravol para el camino. Una vez en el lugar deberemos elegir nuestro hospedaje y disponemos de varias opciones, todas medianamente buenas con una sola excepción de la que hablaré al final de este post.

Oyón se caracteriza por algunas cosas interesantes. En primer lugar, la ciudad es conocida como "la cuna del arpa" o más específicamente, del huayno con arpa, ese género musical que en estas últimas décadas se ha generalizado en la mayor parte de los Andes. Los oyonenses son muy conscientes y están muy orgullosos de ese legado.




En segundo lugar, es una ciudad de mujeres tejedoras. A donde quiera que vayamos encontraremos a muchas de ellas tejiendo con gran habilidad ya sea en la mañana, la tarde o la noche, en el mercado, cerca a la iglesia o en las afueras de alguna casa. Es una forma de pasar el tiempo libre, según nos dijo una señora que tejía junto a un grupo cerca del despacho parroquial.



Las casas son sencillas y en muchos casos se encuentran fuertemente erosionadas por los elementos. Esto recuerda a algunos lugares de Áncash, principalmente del Callejón de Conchucos, por lo que más de una vez sentí que me sobrevenía un deja vú. Hasta aquí, todo "normal". Pero lo realmente "curioso" es que mientras ese es el estado de las casas del poblador común, la municipalidad provincial es un enorme edificio, provisto de auditorio, cámaras, reflectores, lunas azuladas y construida íntegramente en cemento y ladrillo, con colaboración de la minera Buenaventura.

Una de tantas viviendas.

Tunas y otras plantas crecen en los bordes de los tejados de algunas casas.

Callecita oyonense.

Ovejas en calle oyonense.

Municipalidad provincial.
A algunos kilómetros de la ciudad de Oyón se encuentran interesantes atractivos dignos de ser restaurados y promocionados. En lo arqueológico encontramos, por ejemplo, los restos de la fundición colonial de Pomamayo y también los restos prehispánicos de Marka Marka, que se encuentran en total abandono, casi totalmente cubiertos por la maleza y parcialmente destruidos por la construcción de la carretera. Aquí, al atardecer, mis compañeras tuvieron algunas extrañas percepciones sonoras y visuales, probablemente debidas a espíritus de la naturaleza, y una de ellas tomó fotografías donde aparecen orbs, a pesar de no ser un lugar particularmente húmedo ni polvoriento.

Marka Marka al atardecer.
Regresando hacia Oyón nos encontramos con el pequeño pueblo de Ucruschaca, cuyo principal atractivo es la fuente de su plaza principal cuyas aguas albergan alevines de trucha.


Cerca a Oyón también encontramos al pequeño Llanganuco de la serranía limeña: la laguna de Patón con sus celestes aguas que reflejan el cielo y las montañas antaño nevadas de la cordillera. Un lugar tranquilo, hermoso y que se presta para hacer campamentos y pasar momentos de relajación.



También en las cercanías de Oyón se encuentra el centro poblado de Viroc con sus aguas termales ferrosas. Me recordaron a las aguas termo-minero-medicinales que mencioné en el post sobre mi visita a Pomabamba, solo que en este caso las instalaciones son más modernas y tienen más pozas para bañarse, ya sea individual o grupalmente por S/. 2. Una experiencia reconfortante.


Pero no debo olvidar que mi visita a Oyón se llevó a cabo en el contexto de la celebración por el Día de Todos los Santos o de los Difuntos. Como en la mayoría de poblaciones de la serranía peruana, la gente se acerca al cementerio local a recordar a sus parientes o amigos fallecidos, bebiendo sobre sus tumbas, limpiándolas de maleza, poniéndoles velas o incienso, llorando, riendo, y haciendo que, por un día al año, la vida y la muerte se entrecrucen y estén un poco más cerca la una de la otra, casi tocándose las manos.

Uno de los "ángeles del Apocalipsis" que vigilan la entrada al Cementerio Los Ángeles.






Como todos sabemos, la globalización amenaza con llegar hasta los últimos lugares del mundo. Es así que en Oyón encontramos una todavía débil e inicial presencia de la anglosajona "festividad" del Halloween, en la forma de algunos niños disfrazados y recorriendo la ciudad con calabazas de plástico en la mano. Lo más curioso es que no gritaban "Jalowín" como los niños limeños sino "Dulce o truco" tal como los niños de los países anglohablantes (trick or treat).


Y finalmente, nada como acabar el día yendo a misa. Aunque el sacerdote es un malhumorado que no quiso darnos información para nuestro trabajo y prácticamente nos tiró la puerta del salón parroquial bajo la excusa del "estrés". Quizá sea por actitudes como esas que diversos grupos evangélicos, adventistas y Testigos de Jehová se encuentran cada vez más presentes en la pequeña ciudad. Pero aún así, evangélicos y adventistas también conservan la tradición y acuden a saludar a los difuntos al cementerio, aunque "sin tomar licor, solo con gaseosa" como nos dijo un señor evangélico.

La iglesia de Oyón.
El plus:

1. Lo recomendado: El poderoso caldo con su trozo de cordero que venden en el mercado de la ciudad es imperdible. Recomiendo ir al mercado y no, por ejemplo, a cierto restaurante que en su nombre dice seguir la tradición del lugar pero que vende principalmente lomo saltado o arroz chaufa.


2. Lo no recomendado: Si buscan un lugar donde hospedarse caminen más pero no caigan en la tentación de quedarse en el Hostal Selene, cercano a la plaza. Yo tuve la mala elección de quedarme ahí y las habitaciones son un asco, la dueña y su hijo son de lo más malcriados, en la noche no se puede dormir por los borrachos que hacen escándalo y los baños están sucios. Una mala experiencia. Recomendables son, por ejemplo, el Hotel Turístico de la Comunidad Campesina de Oyón o el Hotel El Minero.

Cuarto del Selene. Lo peor fue cuando el hijo de la dueña abrió la puerta con su llave maestra, sin permiso, para decir "si también estábamos tomando".
En fin, dadas estás indicaciones, no me queda nada más que decirles que ¡visiten Oyón! :)

Me encantó ese dibujo :)