Eterno verano.

jueves, 15 de enero de 2015

Eones.

Durante innumerables eones (por más que en aquella realidad el tiempo no existe) vivimos juntos, en alguna región indeterminada de aquel universo. Y llegó un momento en que tuvimos que (elegimos, en realidad) descender a la materia.
Pero necesitábamos tanto el uno del otro, que a pesar de que la vida material es una experiencia corta, no quisimos separarnos, por más que sabíamos que después, volveríamos a estar juntos espiritualmente por otros eones más, hasta volver al Padre.
Es así que nos encontramos en esta vida, bajo la forma de dos seres mortales e imperfectos, desconociendo nuestra real naturaleza, pero intuyéndola. En cada palabra, en cada acto, en cada momento, desde la primera vez de nuestro reencuentro en el mundo de la imperfección y el tiempo.
Es increíble. Hay tanto espacio, tantos mundos, tanta Creación, tanto tiempo, tantas posibilidades y hemos coincidido. Nos esperan tantos eones de no-tiempo juntos. Es la maravilla de ser dos espíritus que, en el fondo, son uno.
Que el Destino siempre nos guarde.

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